Hace pocos años me diagnosticaron la enfermedad celiaca, no me lo quería creer, ¿cómo voy a ser celiaca así de repente? – Bah, esto con unas pastillas en unos días se quita. Primer error. Resulta que es para toda la vida, que no se cura y que es súper importante seguir una dieta sin gluten.
¿Dieta sin gluten? – Bah, dejo de comer pan y listo. Segundo error. El gluten es una mini proteína que contienen el trigo, la avena, la cebada, el centeno, los alimentos procesados – sobre todo los que tienen colorantes – y un puñado más, como el jamón york.
Sin querer la vida te empuja a nuevos hábitos:
- En el súper toca leer todas las etiquetas y buscar los productos envasados con simbolito apto para celiacos.
- Los productos sin gluten todavía son bastante caros, llega el momento de hacer tus propias galletas o tu pan.
- Te conviertes en el tema de conversación de comidas y reuniones familiares, te sorprenderás explicando qué puedes comer, qué no y tus problemas intestinales a cualquier extraño.
- Comer fuera de casa se convierte en un acto de fe. Mi primer año solo pedía ensalada mixta y pollo a la plancha (así adelgacé 10 kilos).
- Pedir siempre la carta de alérgenos y arrastrar a tus amigas a restaurantes “gluten free” (así recuperé los kilos perdidos).
Existe un antes y un después en la vida de un celiaco, pero, ¡ey, no es el fin del mundo!. No puedo elegir dónde pedir mi pizza favorita, y he cambiado las cañas por un vino estupendo porque ¿qué es más importante, la comida o la compañía de mis queridasenemigas?
Categorías:vida
Aunque tengamos que ponerle unos hielitos a la cerveza sin gluten seguimos brindando y bailando en los conciertos 😊
Me gustaLe gusta a 1 persona